13 de julio - Santa Clelia Barbieri.
Virgen y Fundadora.
Martirologio Romano: En Budrie, ciudad de
la Romagna, santa Clelia Barbieri, virgen, que dedicó su vida
a ayudar espiritualmente sobre todo a las niñas pobres y
abandonadas, y para ello fundó la Congregación de las Hermanas
Mínimas de la Virgen de los Dolores (1870).
Fecha de
canonización: 9 de abril de 1989 por el Beato Juan
Pablo II.
Etimológicamente: Clelia = Aquella famosa por sus hazañas, es
de origen griego.
Clelia nació en
Le Budrie, diócesis de Bolonia (Italia), el 13 de febrero
de 1847, del piadoso matrimonio formado por José Barbieri y
Jacinta Nanetti. Sus familiares se ganaban el pan con el
trabajo de sus manos; la suma estrechez en que vivían
era causa frecuente de enfermedades. Cuando Clelia tenía poco más
de ocho años, su padre murió víctima de cólera.
Siendo muy
pequeña, aprendió que su madre no sólo a coser e
hilar, sino, por encima de todo, a amar a Dios
y a vivir cristianamente. Con frecuencia le oían decir a
su madre: “Háblame de Dios” o “¿qué debo hacer para
ser santa?”. Acudía a menudo a la iglesia para rezar
y estudiaba con ahínco el catecismo. Era de temperamento humilde
y dulce y de gran entereza de ánimo. Cuando tejía
a sueldo ponía todo su empeño en hacer bien el
trabajo y, si su madre le apremiaba para que fuera
más deprisa, respondía: “Madre, este trabajo nos lo pagan, por
eso debemos hacerlo lo mejor posible”.
Nutría su espíritu con piadosas
lecturas, en especial con la Práctica del amor a Jesucristo
de san Alfonso María de Ligorio y la Filotea de
José Riva. Tuvo como director espiritual a don Cayetano Guidi,
párroco de Le Budrie, quien con sus sabios consejos le
ayudó a progresa en el amor a Dios y en
el camino de perfección cristiana.
Impulsada por aquel celoso sacerdote y
movida por su generosidad, concibió el deseo de dedicarse por
entero con otras jóvenes del lugar, se entregó con gran
empeño a servir a los pobres y a enseñar el
catecismo a los niños. Los domingos, después de haber asistido
a la celebración de las Vísperas, solía reunirse con tres
compañeras para hablar de Dios. Poco a poco aquellas jóvenes
concibieron el proyecto de hacer vida en común “Somos tan
pobres –acostumbraba a decir Clelia- que en ningún instituto religioso
nos admitirán. Decidámonos, pues, a hacer vida en común y
a dedicarnos únicamente a Dios y al prójimo”.
Y así, el
día 1 de mayo de 1864, las cuatro jóvenes, confiando
solamente en Dios, se juntaron con una humilde morrada, llamada
“la casa del maestro”, que dio lugar al Ritiro delle
Budrie, que con razón es considerado como la cuna de
la Congregación de las Hermanas Mínimas de la Virgen Dolorosa.
Su misión principal era atender a las niñas huérfanas o
abandonadas por sus padres, a las que educaban cristianamente y
las preparaban al ejercicio de una profesión.
Poco después, mientras practicaban
unos ejercicios espirituales, Clelia redactó una regla de vida comunitaria,
basada completamente en la oración, el sacrificio, el trabajo y
la caridad. Las hermanas eligieron como patronos de su pequeña
comunidad a la Virgen de los Dolores, cuyo culto los
Siervos de María habían promovido en la diócesis de Bolonia,
y a san Francisco de Paula, el más humilde de
los humildes siervos de Dios, cuya ayuda imploraban sobre todo
en los momentos difíciles.
Al frente del grupo el párroco Cayetano
Guidi puso a Clelia, a la que Dios enriqueció con
especiales carismas, como atestiguan el único escrito autógrafo que de
ella poseemos: la carta a Jesús, mi dulce esposo.
Entretanto, a
medida que Clelia avanzaba animosamente por el camino de la
santidad, aparecieron en su frágil cuerpo los primeros síntomas de
la tuberculosis. Estuvo postrada en cama durante siete meses, al
cabo de los cuales, concretamente el 13 de julio de
1870, dijo: “!Ánimo! Yo me voy al cielo, pero estaré
siempre con vosotras y nunca os dejaré”. Después de estas
palabras, que fueron las últimas, murió en el Señor. En
el primer aniversario de su muerte, como si quisiera cumplir
su promesa, habiéndose reunido las hermanas en su habitación para
orar, se oyó, en respuesta a sus plegarias, una vez
que todas ellas identificaron como la de Clelia.
Del pequeño grupo
congregado en Le Budrie nació la familia religiosa de las
Hermanas Mínimas de la Virgen Dolorosa. El papa Juan Pablo
II canonizó a Clelia el 9 de abril de 1989.
Su cuerpo se venera en el oratorio de la primera
casa de la Congregación.
Fuente: http://www.es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=42680
No hay comentarios:
Publicar un comentario