6 de enero - Reyes Magos.
Melchor, Gaspar y Baltasar.
Estás ante la fiesta más antigua, incluso
antes que la misma Navidad.
El inicio de su celebración data
del siglo III en el Oriente y en el Occidente
se adoptó en el siglo IV.
En este día tiene lugar
la celebración de tres hechos memorables en la historia de
la salvación: adoración de los Reyes Magos, el Bautismo de
Jesús y el primer milagro de Jesucristo en la bodas
de Caná, gracias al cual los discípulos creyeron en
el Maestro.
Los Occidentales aceptaron la fiesta el año 400. Aunque
habla de los Magos, el rey principal es el Niño
Jesús. Lo dice el inicio de la Misa:" Ya viene
el Señor del universo, en sus manos está la
realeza, el poder y el imperio. El verdadero rey al
que debemos contemplar es al pequeño Jesús".
El misterio de
la Epifanía lo subraya Mateo diciendo que los Magos vinieron
para destacar las profecías que hablaban de su nacimiento, y
el ofrecimiento de oro, incienso y mirra es el
reconocimiento implícito de su realeza mesiánica.
Los Magos para los orientales
son gente docta; en lengua persa, mago significa “sacerdote”. Pero
la Biblia, en general, llama a estos Magos Reyes extranjeros.
Es
la fiesta de la santa Epifanía de nuestro Señor, Dios
y Salvador Jesucristo lo que, de una forma sencilla
y admirable, se le da a conocer a
los Magos llegados de Oriente. Su adoración es la clave
de este día.
Desea la Iglesia que la luz
de hoy, sea el tema central del creyente. Están bien
los regalos que se hacen a niños y mayores.
Pero lo
fundamental no debe dejarse aparcado para dar paso a lo
más festivo, alegre y superficial.
¡Felicidades a los Reyes Magos y
a los que lleven los nombres de Melchor, Gaspar y
Baltasar!
“El placer de los banquetes no hay que medirlo por
la cantidad de las viandas sino la reunión de amigos
y la conversación” (Cicerón).
Fuente: http://www.es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=14907
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