4 de julio - San Cesidio Giacomantonio de Fossa.
Mártir.
Nació en Fossa,
provincia de L'Aquila en los Abruzos (Italia), el 30 de agosto de 1873.
Desde muy joven visitaba a menudo el convento de Ocre, que dista algo
más de un kilómetro de su pueblo y donde reposan los restos de los
beatos Bernardino de Fossa y Timoteo de Monticchio. La oración de aquel
lugar recogido hizo germinar en su corazón la vocación religiosa
franciscana. El 21 de noviembre de 1891 vistió allí mismo el hábito de
los Hermanos Menores. Después de la profesión, completó los estudios en
varios conventos y finalmente recibió la ordenación sacerdotal. La
afabilidad con todos, la cortesía en el trato, la sonrisa siempre en la
boca fueron dotes suyas naturales sobre las que la gracia sembró a manos
llenos virtudes sobrenaturales como el gran amor a Dios y a la Virgen,
el espíritu de oración, la sumisión filial a la divina voluntad, el
deseo de la conversión de las almas hasta desear con ardor el martirio.
Durante algún tiempo ejerció el ministerio de la predicación, pero
pronto fue enviado a Roma como candidato a las misiones. Completada su
formación, partió hacia China junto con otros dos frailes. A él le cabe
el honor de ser el protomártir del Colegio Internacional de San Antonio
de Roma. Al llegar, fue acogido con inmensa alegría por el Vicario
Apostólico, el obispo Antonino Fantosati. A pesar del ambiente de
persecución que ya se respiraba, Cesidio puso todo su afán y empeño en
predicar, convertir y bautizar en el nombre del Señor al mayor número
posible de nativos. Para esto aprendió bien la lengua china, y su
apostolado se vio colmado de satisfacciones.
En una carta dirigida a sus padres poco antes del martirio, describe
su alegría de encontrarse en China y pide oraciones por la conversión de
muchos infieles. Luego añade: «Procuremos hacernos santos, si
alcanzamos esta gracia podremos cantar en el cielo el eterno aleluya».
La persecución lo sorprendió en Heng-tchen-fu el 4 de julio de 1900,
cuando llevaba un año de apostolado en China. La residencia principal de
la misión, donde él se encontraba, fue invadida por los boxers y por la
multitud. En medio del tumulto que se produjo, el P. Cesidio, olvidando
el peligro que corría y temiendo que las Sagradas Formas fueran
profanadas, corrió a la capilla a consumir el Santísimo Sacramento. Los
exaltados perseguidores desahogaron contra él su furia hiriéndolo con
palos y lanzas. Semivivo, cuando todavía respiraba, lo envolvieron en
una manta empapada de petroleo y le prendieron fuego. Así fue
martirizado el 4 de julio de 1900 cuando sólo tenía 26 años de edad.
Fuente: http://santoraltradicional.blogspot.com.ar/2012/07/beato-cesidio-giacomantonio-martir.html
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