Fundadora.
María Francisca de Jesús, fiel seguidora de Francisco de Asís, fundadora de las Terciarias Capuchinas de Loano, desde 1972 Capuchinas de la Madre Rubatto, primera beata de Uruguay, se distinguió por su amor a la pobreza y por su servicio a los pobres, rasgos de espiritualidad franciscana que infundió a sus religiosas.
María Francisca de Jesús (en
el siglo, Ana María Rubatto) nació en Carmagnola (Turín)
el 14 de febrero de 1844. Cuando tenía cuatro años, quedó
huérfana de padre. A los diecinueve años perdió a su
madre, tras lo cual fue a vivir a Turín. Dotada de una gran
inteligencia, aunque no tenía estudios alcanzó un grado notable
de cultura, que armonizó constantemente con la vida práctica.
Cultivó desde pequeña una profunda espiritualidad. En la capital
piamontesa entró al servicio de la noble Mariana Scoffone, de la que fue
dama de compañía y colaboradora en la administración de su
ingente patrimonio desde 1864 hasta 1882. Durante esos años Ana
María se dedicó a las obras de caridad, a la enseñanza del
catecismo a los niños, y a la visita a los enfermos del Cottolengo y a
los abandonados. En el verano de 1883 se trasladó a Loano. Un
día, al salir de la iglesia, oyó lamentos y llanto: una piedra se
había caído de la construcción y había herido en la
cabeza a un jovencísimo peón. Ana María socorrió al
joven, lavó y curó la herida y, después de darle el
equivalente a dos días de trabajo, lo envió a casa para que se
recuperara. La construcción debía albergar a una comunidad
femenina, para la cual se estaba buscando una directora: el padre capuchino
Angélico de Sestri Ponente, que apoyaba esta iniciativa, pensó
que Ana María Rubatto podía ocupar el cargo de directora.
Vistió el hábito religioso
junto con otras cinco jóvenes el 23 de enero de 1885. Cambió su
nombre por el de sor María Francisca de Jesús. Se
convirtió, por mandato del obispo diocesano, en superiora, pero sobre
todo en madre y formadora. Fue éste el inicio del «instituto de las
Hermanas Capuchinas de la Madre Rubatto» [luego, Terciarias o Hermanas
Capuchinas de Loano]. Tres años después, el instituto
comenzó a dilatarse: Génova-Voltri, Sanremo,
Génova-Centro... En 1892 fundó en Montevideo. Siguió la
fundación en Uruguay y Argentina. Siete veces atravesó la
fundadora el océano para estar al lado de las hermanas en los dos
continentes. Abrió dieciocho casas en los veinte años de su
gobierno. Durante los ocho años que duró en total su estancia en
América, fueron incontables los viajes de Uruguay a Argentina y de una
casa a otra. Fundó también en Alto Alegre en 1899, pero 18 meses
más tarde las religiosas fueron asesinadas con los misioneros capuchinos
y muchos fieles.
Después de organizar las casas de
Italia, viajó a América para lo que iba a ser una visita pastoral
de pocas semanas, pero que en realidad se prolongó por más de un
año. Allí, en Montevideo, la sorprendió la muerte el 6 de
agosto de 1904. Juan Pablo la beatificó el 10 de octubre de 1993.
[L'Osservatore Romano, edición
semanal en lengua española, del 8-X-93]
* * * * *
De la homilía de Juan Pablo II en la misa de
beatificación (10-X-1993)
La Iglesia te saluda, sor María
Francisca de Jesús, fundadora de las religiosas Terciarias Capuchinas de
Loano, que hiciste de tu existencia un servicio continuo a los últimos,
testimoniando el amor especial que Dios siente hacia los pequeños y los
humildes.
Siguiendo fielmente las huellas de
Francisco, el enamorado de la pobreza evangélica, aprendiste a servir a
los pobres y a hacerte pobre tú misma, y marcaste a tus hijas
espirituales este camino particular de evangelización. Con el
crecimiento del instituto, esta intuición inicial se convirtió en
profundo impulso misionero que te llevó a ti y a tu Obra a
América Latina, donde algunas de tus hijas espirituales sellaron con el
sacrificio de su vida ese servicio a los pobres que constituye el carisma
confiado a tu congregación, para el bien de la Iglesia. Hoy te saludamos
como primera beata de Uruguay.
Prosigue tu profético testimonio de
caridad también hoy en los numerosos campos de apostolado donde trabaja
la congregación, contribuyendo a hacer que llegue a todo hombre, y en
especial a los que sufren y a los que están abandonados, la
invitación universal al banquete de las bodas celestiales (cf. Mt 22,
9).
[L'Osservatore Romano, edición
semanal en lengua española, del 15-X-93]
* * * * *
Del discurso de Juan Pablo II a los peregrinos que
acudieron a la beatificación (11-X-1993)
La llamada de Dios a la consagración
religiosa le llegó a Ana María Rubatto en los últimos
años del siglo XIX, cuando tenía apenas treinta y nueve
años, después de haber vivido una significativa experiencia de
trabajo y solidaridad. Desde los humildes comienzos de la primera
fundación en Loano, bajo la guía espiritual de los hermanos
capuchinos, el servicio incansable a los pobres fue el compromiso constante de
la nueva Congregación y el signo más elocuente de su gran amor a
Cristo pobre y crucificado.
La vocación misionera, que
caracterizó el último período de la vida de la beata
María Francisca de Jesús, sigue siendo hoy una de las opciones
principales de la Congregación, que se manifiesta en la actividad
apostólica y asistencial que desempeña tanto en América
Latina como en Etiopía.
[L'Osservatore Romano, edición semanal en lengua española, del 15-X-93]
Fuente: http://www.franciscanos.org/osservatore/mfjrubatto.html
Fuente: http://www.franciscanos.org/osservatore/mfjrubatto.html
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