28 de julio - Santa Alfonsa de la Inmaculada Concepción (Ana) Muttathupadathu.
Primera Santa de la India.
Martirologio Romano: En la ciudad
de Bharananganam, en Kérala, en la India, Santa Alfonsa de
la Inmaculada Concepción (Ana) Muttathupadathu, virgen, que, para evitar que
la obligasen a casarse, metió el pie en el fuego,
y admitida en las Clarisas Malabarenses, vivió casi continuamente enferma
ofreciendo su vida a Dios († 1946).
Fecha de canonización: 12
de octubre de 2008, durante el pontificado de S.S. Benedicto
XVI
Santa Alfonsa, católica
de rito siro-malabar, religiosa profesa de la congregación de las
Franciscanas Clarisas de Kerala, es la primera mujer de la
India que ha sido beatificada. El tiempo de su vida
religiosa fue un sucederse de enfermedades y sufrimientos, que ella
afrontaba gozosa y serena a la luz del misterio pascual,
confortada en la contemplación de la muerte y resurrección de
Jesucristo.
Santa Alfonsa de la Inmaculada, en el siglo Ana Muttathupadam,
nació el 19 de agosto de 1910 en Kudamaloor (Kerala,
India); fue bautizada 8 días después y se le impuso
el nombre de Ana; fue educada en el contexto socio-religioso
de las familias católicas de rito siro-malabar. Después de los
estudios elementales y medios pidió, en 1928, ingresar en el
instituto de las Franciscanas Clarisas; vistió el hábito religioso el
19 de mayo de 1931; emitió la profesión simple en
1932 y la perpetua el 12 de agosto de 1936.
El
período de 1930 a 1936 estuvo caracterizado por graves enfermedades
y sufrimientos morales. A partir de 1936 y hasta su
muerte, acaecida en 1946, sor Alfonsa no pudo ejercer por
largo tiempo ninguna tarea debido a las continuas enfermedades. Durante
un año enseñó en Vakakkadu, pero la tuberculosis que padecía
desde hacía años le impidió seguir enseñando. Desde 1939 fue
un subseguirse de enfermedades dolorosas. Un tumor extendido por todo
el organismo transformó su último año de vida en una
continua agonía. Murió serenamente el 28 de julio de 1946
en Bharananganam.
Su lema fue: consumarse como una vela para iluminar
a los demás. Daba un gran valor al sufrimiento, viéndolo
a la luz del misterio pascual, es decir, de la
muerte y de la resurrección de Cristo. Si bien esta
actitud espiritual se afinó y elevó con el tiempo, sin
embargo la tenía ya en el período de su primera
juventud, cosa que afirma un familiar suyo y también un
médico pagano brahmán que, después de haber visitado a sor
Alfonsa, manifestó a un amigo su gran admiración y asombro
por la serenidad y el gozo con los que la
religiosa soportaba los grandes sufrimientos causados por el tumor extendido
por todo su cuerpo. La explicación de esta actitud alegre
ante el dolor nos la da una compañera suya: «Pasión,
sacrificio, amor de Dios y del prójimo, son éstos los
elementos que deben santificar la vida; y éste es el
mensaje que sor Alfonsa lanza al mundo moderno, a la
Iglesia y a la patria».
Mons. Sebastián Valloppilly, obispo de Tellicherry
(India), que conoció muy bien a la Sierva de Dios,
percibió el valor incalculable, actual y eclesial del mensaje de
sor Alfonsa para el mundo actual: el dolor no es
un mal, las pruebas y dificultades de la vida, aceptadas
y sufridas con gozo por amor de Dios, son causa
de méritos, y para adquirirlos no es necesario realizar acciones
extraordinarias que llamen la atención: las cruces diarias, abrazadas con
gozo por amor de Dios, exaltan la vida cristiana y
nos permiten adquirir grandes méritos. Sor Alfonsa, durante su breve
vida, no hizo grandes y extraordinarias acciones desde el punto
de vista humano, pero su mensaje es fácilmente perceptible en
India: el mismo Ghandi enseñó el valor del sufrimiento; sor
Alfonsa, además, imprimió a esta enseñanza la luz sobrenatural del
Evangelio.
El mensaje de sor Alfonsa se dirige al mundo entero,
pero de forma particular a los sacerdotes, religiosos y almas
consagradas, por quienes se ofreció como víctima.
Es notable el hecho
de que esta heroína de las virtudes es honrada no
sólo por católicos, sino también por brahmanes y mahometanos, que
visitan su tumba e invocan su intercesión: este modo de
practicar el ecumenismo comenzó inmediatamente después de la muerte de
la Sierva de Dios (1946) y sigue también hoy creciendo
progresivamente.
La congregación de las Franciscanas Clarisas de Kerala fue fundada
hacia 1870; trabaja especialmente con los pobres, enfermos, ancianos y
abandonados. Tiene 9 provincias, 300 casas y más de 4.000
religiosas: 2.000 actúan en Kerala y otras tantas trabajan en
las misiones del Norte de India, donde cada provincia tiene
misiones propias.
Fue beatificada el 8 de febrero de 1986 por
S.S. Juan Pablo II y canonizada el 12 de octubre
de 2008 por S.S. Benedicto XVI.
Fuente: http://www.es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=38035
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