23 de julio - Beato Juan Huguet y Cardona.
Sacerdote y Mártir.
Martirologio Romano: En Ferrerías, Menorca, España, Beato
Juan Huguet y Cardona, sacerdote diocesano, asesinado por odio a
la fe. († 1936)
Fecha de beatificación: 13 de octubre de
2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.
Nació el 28 de enero de 1913
en Alaior, Menorca (España) en una familia profundamente católica. Entró
en el seminario menor a la edad de once años,
sobresaliendo en sus estudios y ganando fama por su piedad,
amistad y sencillez. Después de estudiar en el seminario de
Barcelona, fue ordenado el 6 de junio de 1936 en
la ciudad condal por Monseñor Irurita, que después moriría mártir
también él.
De vuelta en la isla, fue asignado a
la parroquia menorquina de Ferrerías, cantó su primera Misa solemne
el día 21 de junio de 1936, que aquel año
fue la fiesta del Sagrado Corazón, y en dicha Misa
el predicador ya le anunció que estuviese preparado para el
martirio, pues el ambiente lo hacía presagiar ya desde hacía
muchos meses…En las pocas semanas que el joven cura -tenía
solamente 23 años- estuvo en aquella parroquia se ganó el
cariño de todos. La gente suele mirar con gran benevolencia
a los curitas jóvenes, y él era humilde y trabajador,
muy alegre, por lo que en seguida le quisieron.
Pero
tardó poco en estallar la guerra civil y el ambiente
anticlerical se convirtió, en ciertos círculos, en verdadero odio, que
solo en Menorca se llevó por delante a varias decenas
de sacerdotes. Nadie le delató, le querían bien, pero él,
en la confusión inicial, seguía llevando su sotana y cuando
llegaron los milicianos de fuera, que iban de pueblo en
pueblo asesinando a los que según su caprichoso parecer creían
que debían morir, arrestaron a don Juan. Era el 23
de julio de 1936, por la tarde.
Uno de los
hechos que hacen a este caso martirial extraordinario es el
poder contar con testigos de cada momento de los hechos
ocurridos. Y más extraordinario todavía es el haber contado entre
los testigos del proceso con los padres del joven mártir.
El dolor de una madre que ve morir a su
hijo de modo tan bárbaro (fuera del bando que fuera)
es ya de por sí inenarrable, y para una mujer
de fe el despedirse de su hijo joven y saber
que muere sólo por ser sacerdote, nada más que por
eso, debió ser terrible, aunque la fe ayudase a sobrellevarlo.
Y
es que murió sólo por ser sacerdote, no se metía
en política, ni entendía de ella, ni parece que le
importase, al menos nunca habló del tema en público. No
tenía enemigos, ni murió por una venganza personal, sino por
lo que se consideró un crimen tan horrible: el hecho
de ser sacerdote, un curita joven recién estrenado. Cuando fue
arrestado no se resistió ni puso mala cara, ni intentó
defenderse, lo dicen los que lo vieron.
Y los mismos testigos
nos han contado los hechos hasta el final, cosa rara
en este tipo de episodios, ya que los asesinatos que
no venían precedidos de sentencia judicial se hacían a escondidas,
sin testigos.
A don Juan le detuvieron con malas maneras y
un tal brigadier Marqués le tuvo en sus manos cuando
estaba arrestado. Nos cuentan los compañeros de arresto que con
rudeza se le obligó a quitarse la sotana, cosa que
hizo mansamente. Y al quitársela le descubrieron un objeto de
devoción, llamado cuentafaltas (algo parecido a un rosario y solían
llevar los religiosos, monjas o sacerdotes para contar las faltas
en su nocturno examen de conciencia y que solía llevar
o una cruz o una medalla). Por hacerse el gallito,
el tal Marqués le conminó a que escupiese a dicho
objeto, a lo que él se negó. Le dijo entonces
el susodicho “O escupes o te mato”. Y cuentan los
que lo vieron que en ese momento el joven sacerdote,
con una tranquilidad y paz que admiraban, puso los brazos
en cruz y dijo en voz alta “Viva Cristo Rey”,
ante lo cual el brigadier le disparó a la cara
dos veces. Moría como el conocido Beato mexicano Padre Miguel
Pro, mártir de la guerra de los cristeros.
Pero don Juan
no murió en el momento, sino que quedó mal herido
y se le intentó curar cuando el tal Marqués se
fue, cosa que no se consiguió y poco tiempo después
fallecía después de haber recibido la extremaunción. Ni una palabra
negativa hacia el asesino, ni una queja, murió con paz.
S.S. Benedicto XVI firmó el 10 de mayo de 2012
el decreto con el cual se reconoce el martirio del
Siervo de Dios Juan Huguet y Cardona, lo cual permitirá
su próxima beatificación que se realizará, Dios mediante, el 13
de octubre de 2013.
Fuente: http://www.es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=56894
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