22 de julio - Beata María Inés Teresa Arias.
Fundadora.
La beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento, es la Fundadora de la Familia Inesiana que está integrada por:
+ Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento (Religiosas).
+ Misioneros de Cristo para la Iglesia Universal ( Sacerdotes y Religiosos).
+ Van-Clar (Misioneros laicos solteros y casados de todas las edades).
+ Grupo Sacerdotal Inesiano (Sacerdotes diocesanos, que comparten la Espiritualidad de la Madre Inés en su ministerio).
+ Misioneras Inesianas Consagradas (Seglares consagradas en el mundo).
+ Familia Eucarística (Asociación de laicos casados y solteros).
De origen mexicano, la madre María Inés Teresa Arias, nació en Ixtlán
del Río, Nayarit, el 7 de julio de 1904. Fue la quinta de ocho hijos
del matrimonio Arias Espinosa. La bautizaron con el nombre de Manuelita
de Jesús, y creció dentro del ambiente de una familia cristiana. Recibió
una excelente educación y formación católica, siendo muy querida y
aceptada por amistades y familiares, especialmente por su alegría,
sencillez y caridad. Debido a la ocupación de su padre: Juez de
Distrito, la familia Arias Espinosa vivió en diferentes ciudades: Tepic,
Mazatlán, Guadalajara, etc. Durante algún tiempo trabajó en una
institución bancaria en la ciudad de Mazatlán.
En octubre de 1924, durante la celebración del Congreso Eucarístico
Nacional en México, Jesús tocó fuertemente el corazón de Manuelita,
quien vivió una experiencia espiritual tan profunda, que desde ese
momento no pensó otra cosa que “ser toda de su Dios”, atraída
fuertemente por Jesús, en la Eucaristía. En los tiempos muy difíciles
para los católicos de nuestro país, durante la furia de la persecución
religiosa, Manuelita se consagró al Amor Misericordioso de Dios como víctima de holocausto, ofreciéndose por la salvación de México y del mundo entero. Con
la lectura de “Historia de un Alma”, la autobiografía de Santa Teresita
del Niño Jesús, Manuelita decidió ingresar a la Vida Religiosa para ser
como la Santita de Lisieux: Misionera secreta por la oración y el sacrificio. Su vida desde entonces fue totalmente Eucarística y Misionera.
Después de algunas pruebas, y de tener la certeza de que el Señor la
llamaba a seguirle más de cerca, luego de un Congreso Eucarístico en el
que ella sintió la mirada del Señor, exclamo: Mi corazón se fue tras Él
e ingresó con las Clarisas Sacramentarias del “Ave María” el 7 de junio
de 1929, cuyo Monasterio se encontraba exiliado en Los Ángeles,
California. El 8 de diciembre del mismo año inició el noviciado, en
donde recibió el nombre de Sor María Inés Teresa del Santísimo Sacramento.
Un año más tarde, el 12 de diciembre de 1930 estando aún en Los
Ángeles, California, hizo su Profesión Religiosa y en este día vivió una
fuerte experiencia espiritual que nunca olvidaría. De labios de una
imagen de la Virgen de Guadalupe percibió estas palabras:
«Si entra en los designios de Dios servirse de ti para las obras de apostolado, me comprometo a acompañarte en todos tus pasos, poniendo en tus labios la palabra persuasiva que ablande los corazones, y en estos la gracia que necesiten; me comprometo además, por los méritos de mi Hijo, a dar a todos aquellos con los que tuvieres alguna relación, y aunque sea tan sólo en espíritu, la gracia santificante y la perseverancia final…»
Esta experiencia mariana marcó fuertemente su vocación misionera,
aunque en aquel momento Sor María Inés no comprendió tan profundo
significado. En medio de la austeridad y pobreza del claustro, se dedicó
a ser misionera contemplativa para salvar
almas, irradiando alegría sencillez y entusiasmo a su alrededor en un
amor a Dios bajo la mirada constante de María. En 1933 habiendo
regresado la comunidad a México, Sor Ma. Inés Teresa del Santísimo
Sacramento emitió sus Votos Perpetuos. Su ideal misionero fue creciendo y
en el silencio de la oración y el trabajo se fue preparando la obra
misionera que Dios le había inspirado a través de aquella Promesa de la
Santísima Virgen de Guadalupe.
En 1940 expuso a la Madre Abadesa sus inquietudes misioneras, quien
la invitó a hacerlo a las autoridades eclesiásticas correspondientes.
Después de una serie de pruebas y sufrimientos, pero siempre guiada por
la rectitud y obediencia para buscar solamente la voluntad de Dios, fue
recibida por el Sr. Obispo de Cuernavaca, Don Francisco González Arias,
como un Monasterio de Clarisas con miras a transformarse en Congregación Misionera. Él mismo solicitó
a la Santa Sede dicha fundación, que vino a ser concedida el 12 de mayo
de 1945. En agosto del mismo año, la Madre Ma. Inés partió a Cuernavaca
con cinco religiosas del Monasterio del Ave María que libremente
quisieron acompañarla, con la autorización de la Abadesa. De esta manera
se hizo realidad aquel anhelo inspirado por Dios.
Dios siguió tocando a la puerta del corazón de Madre Inés y fueron naciendo las demás obras que ahora forman la llamada «FAMILIA INESIANA» que bajo el lema adoptado por ella misma: “Oportet Illum Regnare”, es decir: “Es urgente que Cristo reine”
(1 Cor 15,25), se encuentra esparcida en el mundo entero, llevando la
palabra de Dios bajo el carisma «Misionero-Contemplativo» que el
Espíritu Santo suscitó en la Madre María Inés Teresa Arias del Santísimo
Sacramento, viviendo en alegría y sencillez una espiritualidad
eucarística, sacerdotal,mariana y misionera en la condición vocacional
específica de sus miembros. La Madre Inés murió como había vivido: en
serenidad, sencillez y abandono en las manos del Padre, el 22 de junio
de 1981, en la ciudad de Roma. Su vida fue un himno de amor y gratitud a
la Santísima Trinidad.
Fue beatificada el 21 de abril de 2012 en la Basílica de Guadalupe de
Ciudad de México. Su proceso de canonización sigue su causa y se invita
a todos a encomendarse a ella para alcanzar de Dios un milagro que la
llevé a ser contada entre el número de los santos.
Visita: http://www.madremariainesteresa.org
Fuiente: http://madreines.wordpress.com/about/
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