20 de julio - Beato Luis Novarese.
Sacerdote y Fundador.
Martirologio Romano: En Rocca Priora, Roma,
Beato Luis Novarese, sacerdote fundador de la Pía Unión de
los Silenciosos Obreros de la Cruz y del Centro Voluntario
del Sufrimiento. († 1984)
Fecha de beatificación: 11 de mayo
de 2013, durante el pontificado de S.S. Francisco.
Nace en Casale Monferrato (Italia), el
29 de Julio de 1914, era el último de nueve
hijos. Sus padres Giusto Carlos y Teresa. Su padre muere
cuando Luis tenía nueve meses. Dejando a su esposa de
treinta años de edad, el peso de una familia numerosa
y como única herencia, poca tierra para cultivar y mucha
fe para transmitir a los hijos.
Mamá Teresa -mujer fuerte y
valiente- lo consiguió fatigosamente y con tenacidad, gracias a su
fe sencilla y profunda que se exteriorizaba en la misa
cotidiana y en una viva devoción a la Virgen, a
la que cada noche invocaba, juntos con sus hijos. Durante
la oración común del Santo Rosario, sin falta, se terminaba
con la predilecta oración, la salve Regina a la que
Luis llamaba la oración larga.
El pequeño Luis transcurre sus primeros
años en la Casa Serniola que se encuentra ubicada en
la colina de Casale. Cuando tenía tres años, al resbalarse
por las escaleras, se quedó sin ninguna fractura. En sus
recuerdos, la vista de una pequeña estatua de la Virgen
de Lourdes sobre una base en la pared del primer
piso.
La primera comunión
Cuatro años después de la muerte de su
marido, en 1919 la señora Teresa se trasladó al Pueblo.
Cada mañana, sin falta iba a la misa, llevando al
pequeño Luis de apenas cinco años.
El pequeño Luis le encantaba
acompañar la mamá y escuchar la misa, era un niño
esbelto e inteligente, había aprendido todo cuanto era necesario para
servir en la Misa y consideraba un grande privilegio el
poder hacerlo.
Lo veían hacer todo, solamente se convirtió en un
grade monaguillo (acolito), feliz y resplandeciente, mientras portaba en manos
el misal, con esfuerzo porque era un libro grande y
pesado para el.
Más o menos todos los días le pedía
a su madre si podía hacer la Comunión y ella
todas las veces le repetía que no podía, porque era
muy pequeño y por ahora no estaba bien preparado.
Una mañana
entra en la Iglesia con una idea en la cabeza;
bien decidido a recibir a Jesús a todo costo. En
el momento de la Comunión, su mamá va a comulgar.
Luis se levanta y la sigue, cuando arriba en el
momento se coloca en punta de pie bien derechito para
parecer más alto. El sacerdote le pregunta: "¿has hecho ya
la primera Comunión?" El pequeño aprueba prontamente con la cabeza
más y más veces, casi a decir "ah si tantas
veces". Así hace la primera Comunión el pequeño Luisito.
La mamá,
regresaba a su puesto, mira su hijo y lo ve
cuando estaba comulgando y regresa con las manos unidas y
con una completa alegría de haber tomando el primer alimento
espiritual, después de terminada la Misa, la mamá lo toma
de las orejas y lo dirige a la sacristía donde
le dice a el sacerdote "Padre mi hijo a hecho
la primera comunión sin estar preparado".
El sacerdote sin dudar, le
hace algunas preguntas al niño, que responder con prontitud e
inteligencia a todo lo que le preguntaba. "Su hijo, señora
conoce mejor el catecismo que nosotros. Déjalo que de ahora
en adelante comulgue".
¡Para Luis fue el más hermoso día de
su vida! ¡De ahora en adelante cada mañana Jesús entraba
en su corazón, en el corazón de el que lo
amaba tanto y lo deseaba tanto! Hace la Confirmación el
siguiente año.
El pequeño Luis crecía con un carácter y temperamento
decidido y fuerte. Quería ser quien dirigirá a los compañeros,
ya sea en los cantos de la Iglesia como en
los juegos.
La enfermedad
Luis experimentó personalmente la enfermedad y el sufrimiento.
A la edad de nueve años, era el año de
1923, cuando sufrió una terrible caída y se enfermó gravemente,
permaneciendo inmóvil. Le diagnosticaron coxitis tuberculosa, con numerosos abscesos, por
esto lo enyesaron, para mantener derechas sus piernas. Inicia así
el peregrinar de hospital en hospital, sin obtener ningún resultado.
En aquel periodo experimentó en su propio cuerpo las graves
condiciones en que se encontraban y vivían los enfermos.
Por su
parte, Luis Novarese poseía un equilibrio interior sólido y una
fe a toda prueba. Y habiendo madurado desde su infancia
una tierna y filial devoción a la Madre de Dios,
marcó todo su camino de crecimiento cristiano con una constante
referencia a la presencia y acción de La Virgen Santísima.
Tal dimensión mariana se evidencia después en la fundación de
sus obras con una repuesta al requerimiento de oración y
penitencia que caracterizan las apariciones de Lourdes y Fátima. La
oración, la intimidad con Jesús Eucarístico, la sincera devoción a
la Virgen y el anhelo apostólico, lo conservaron confiado, alegre
y sereno, siempre simpático, amigo de todos y "sembrador" de
esperanza y alegría.
La cosa que más lo hacia sufrir era
escuchar de los compañeros enfermos groserías, y con grandes esfuerzos
los ayudaba para que no siguieran diciéndolas.
En aquel ambiente, a
la edad de 14/16 años, encontró sostenimiento y fortaleza en
la Eucaristía y la devoción a la Virgen, en el
enseñar el catecismo a los niños predispuestos de la T.B.C.
o sea los niños de su mismo pabellón en el
hospital.
Mientras los médicos le decían a la mamá Teresa: "¡Señora,
no malgaste su dinero, mas este joven no durará mucho!
¿No ve cuanto pus sale de sus heridas?
Responde ella en
seguida: "¡hasta que tenga el último delantal para vender lo
venderé para la salud de mi hijo!".
Luis tiene hasta 21
abscesos y arrojando casi un litro diario de pus.
La Señora
Teresa permaneció sola con su pequeño hijo enfermo, y sin
ninguna ayuda trabajaba de sol a sol confeccionando en su
casa pantalones y camisas para hombre, por cuenta de empresas
de confesiones de la zona. Y Luis de trece años,
para agilizar el trabajo de la mamá, aprendió a hacer
ojales y pegar botones.
Sanado milagrosamente
El 17 mayo de 1931, a
la edad de 17 años, Luís finalmente obtiene el tanto
anhelado milagro, una sanación completa y instantánea.
Sucedió así: Luis Novarese
le escribe una carta al Padre Filippo Rinaldi, sucesor de
Don Bosco, en la que le pedía el favor de
orar para por la sanción "Don Bosco amaba a los
jóvenes; ¡pues bien, yo también lo soy! ¿Quieres usted por
favor orar y que otros oren para que yo me
sane?".
Esperando la respuesta del padre Rinaldi, Luis se soñó con
la Virgen Auxiliadora representada en la estatua de la Basílica
del Valentino en Casale, donde estaban los padres Salesianos. "La
Virgen era bella. Se animó toda y me sonrió".
Luis pidió
a la Virgen: "Madre mía, ¿Me sanaré?" – "¡Sí!, en
el mes consagrado a mi" le contesto la Virgen". "¿Me
haré sacerdote?", la Virgen asintió, "¿Me iré al cielo?", esta
vez la Virgen sonrió".
Entonces prometió a la Santísima Virgen que
en caso de que fuera sanado, se dedicaría totalmente a
las personas que sufren. Había sufrido tanto en los hospitales
por la forma como las personas enfermas eran tratadas.
Finalmente llego
la respuesta de el padre Rinaldi, Decía: "¡Únete a nuestras
oraciones y ten confianza!" los jóvenes del Oratorio de Valdocco
empezaron una novena por él. Luis se unió espiritualmente a
sus oraciones y luego de tres novenas, se cerraron los
abscesos, ceso el proceso tuberculoso y las piernas que no
podían sostener toman fuerza, su cuerpo se consolido; se viene
a encontrar de frente a una sanción improvisa y completa:
era el 17 de mayo de 1931. Como un signo
de este milagro encontramos las muletas en la Capilla de
la Virgen del Silencio en la casa de Corazón Inmaculado
de María de Re.
Su Sanción milagrosa fue publicada en el
Boletín "El Sagrado Corazón de Jesús" de la comunidad Salesiana
de Casale Monferrato en el mes de septiembre de 1931:
"Gracias al Beato Don Bosco. Novarese Luis: afectado de una
Coxitis fue perfectamente sanado del Beato Don Bosco en el
mes de mayo".
Las figuras de tres grandes santos influyen en
la vida juvenil de Luis Novarese: San Juan Bosco, por
la devoción a la Virgen y la dinámica de apostolado
con los jóvenes; el Beato José Cotolengo, por la actividad
de asistencia a las personas enfermas y San Luis María
de Monfort, por la donación total de si mismo a
la Santísima Virgen.
El compromiso con la Virgen: el sacerdocio
Regresando a
su casa su pensamiento fue, como le había prometido a
la Virgen, de dedicar su vida a las personas enfermas.
Continuó los estudios para terminar el bachillerato y así poderse
inscribir a la facultad de medicina de Turín, pero la
muerte de su mamá, en el 1935 lo condujo a
una elección definitiva: descubrió en la vocación sacerdotal la vía
para ofrecer una ayuda más radical y decisiva de servirle
a las personas enfermas desde el punto de vista espiritual.
Guiado
y sostenido del Padre Ferro, su director espiritual, el joven
Luis fue enviado del Obispo de Casale a Roma, en
el Almo Colegio Capranica. Viene ordenado sacerdote el 17 de
diciembre de 1938 en la Basílica de San Juan de
Letrán. Ejerció su primer ministerio sacerdotal en la parroquia de
San Saturnino y de los Santos Patrones de Roma. Consiguió
el titulo en sagrada Teología en 1939; en 1942 se
graduó en Derecho Canónico en la Universidad Gregoriana. En 1945
consiguió el diplomado de Abogado Rotal del Tribunal de la
Rota (Santa Sede).
El Primero de Mayo de 1942 fue llamado
por Monseñor Giovanni Batista Montini, para trabajar en la Secretaria
de Estado (Vaticano). Como redactor de breves pontificios, allí por
veinte años Monseñor Montini, el futuro Papa Pablo VI, tendrá
ocasión de apreciar sus cualidades de laboriosidad y tenacidad espiritualidad,
discreción e inteligencia. Lo nombraron Camarero secreto supernumerario el 12
de marzo de 1952, prelado domestico de su santidad Pío
XII el 17 de octubre de 1957, título que permite
que sea llamado Monseñor.
Desde 1964 a 1977 dirige la oficina
para la asistencia espiritual hospitalaria C.E.I. (Conferencia Episcopal Italiana) que
visitaba sanatorios y centros hospitalarios, escuchaba a los enfermos, Capellanes
y Monjas, trataba una red amplia de consultas a todos
los niveles, seguía atentamente la evolución de los varios proyectos
de ley y consiguió contribuir a la sanción de la
nueva legislación sanitaria italiana. Mientras tanto empezó la realización de
numerosas actividades de formación y obras benéficas al servicio de
la pastoral del sufrimiento.
Mons. Novarese grita a los cuatro vientos,
con sus palabras y sus obras, que el enfermo es
hijo de Dios, heredero del Cielo, fermento de gracia para
el mundo, "potencial atómico" para la causa de la Iglesia.
Por su intervención todos los que sufren y son enfermos
empiezan a elevarse, a darse cuenta de su nueva misión
en la Iglesia: de receptor pasivo, tolerado, se hace sujeto
eclesial activo en la Iglesia.
El carisma de Mons. Novarese, por
lo tanto, fue la intuición que el enfermo primero se
debe curar por dentro; antes que todo es indispensable curar
su alma. Si Jesús no esta presente en el Yo
profundo, no hay posibilidad de curar el corazón. El don
de su gracia es el primer remedio dispensable y eficaz
para la persona que sufre. No siempre es posible liberarse
de las propias enfermedades físicas pero siempre se puede ofrecerlas
para "la redención del mundo". Parece una paradoja pero una
vida puede ser igualmente feliz y realizada también sin la
salud del cuerpo. Monseñor Novarese dio la prueba de eso.
"Creyó" en la persona enferma y en sus infinitas posibilidades;
a la condición de que la persona enferma se entregue
totalmente a la acción misteriosa de la gracia, que silenciosamente
opera en su corazón por medio de la fe.
Monseñor Novarese
tuvo la fuerza y el carisma de luchar contra el
abandono que vivían las personas enfermas y con discapacidad en
destino inevitable y contra la pasividad total y a la
falta de significado de la persona enferma y con discapacidad
en la sociedad.
Su intuición luminosa fue también que el dolor
más penetrante puede ser aceptado, comprendido y soportado, cuando se
llega a dar al sufrimiento un rostro, una respuesta, un
significado, una razón, un objetivo.
Mons. Novarese hizo referencia a su
experiencia de enfermo e indicó dos poderosos motivos sacándolos de
la enseñanza de Jesús: sufrir para cooperar en la salvación
del mundo; sufrir para ganar un premio y la felicidad
eterna en el Reino de los Cielos.
Las iniciativas apostólicas
La actividad
pastoral diaria y el trabajo en el Vaticano no distrajeron
al padre Luis de su proyecto de dedicarse a las
personas que sufren. Pero en lo recóndito de su corazón
tiene una vocación antigua y una promesa de servicio a
los que sufren, que muchas veces y de manera imperiosa
le vuelven a aflorar en sus sueños.
Mons. Novarese, con la
Hermana Elvira Psorulla, a la cual le pide la colaboración
en este su nuevo apostolado, dio vida a una fundación
que tiene diferentes niveles, proponiéndose el sostenimiento espiritual, humano y
material de las personas que sufren:
• En Mayo de 1943,
con el apoyo y sostenimiento del Padre Gabriel Roschini OSM.
da vida a La Liga Sacerdotal Mariana (LSM). EL Objetivo
especifico de la ayudar a los Sacerdotes, sanos y enfermos,
a difundir la verdadera devoción a la Virgen María, sobre
todo entre los enfermos, según el espíritu de "oración y
penitencia" que la Virgen pidió en Lourdes y Fátima.
• El
17 de mayo de 1947 Mons. Novarese inicia el apostolado
de los Voluntarios del Sufrimiento.
• En octubre de 1949 con
la autorización del Papa Pío XII inicia la transmisión radiofónica
semanal, "Cuarto de hora de la serenidad" por la emisora
del Vaticano.
• En abril de 1950, inicia la publicación de
"el Ancora" revista mensual gratuita par los voluntarios del sufrimiento.
•
El primero de noviembre de 1950, Mons. Novarese da vida
a los Silenciosos Operarios de la Cruz", asociación privada internacional
de fieles, reconocida por el Consejo Pontificio para los Laicos,
a la cual se pueden adherir laicos y clérigos. En
la imitación de Cristo "llamado y mandando" por el Padre
(cf. Heb. 10,5-8) a cumplir su voluntad de vida y
de salvación para el mundo, los Silenciosos Operarios de la
Cruz viven en total don de sí como respuesta a
la consagración en la práctica de los consejos evangélicos (castidad,
pobreza y obediencia).
• En junio de 1952 Mons. Novarese realiza
la primera peregrinación de solo sacerdotes enfermos a Lourdes coordinados
por la Liga Sacerdotal Mariana.
• El 9 de septiembre de
1952, Mons. realiza en el santuario de Oropa (Italia) el
primer retiro espiritual para personas con discapacidad y enfermos provenientes
de diferentes partes de Italia. Allí nace la idea de
hacer retiros y ejercicios espirituales, donde las personas con discapacidad
y enfermos, pueden vivir anualmente la experiencia de los ejercicios
espirituales: "tres días de retiro y dos de estudio y
verificación del apostolado".
• El 7 de octubre de 1957, realiza
la primera y grande audiencia del Papa Pio XII a
7.000 "Voluntarios del Sufrimiento" provenientes de Italia y del exterior.
Es la primera vez que un Papa acoge un grande
número de personas enfermas y con discapacidad (primer encuentro en
la historia de la Iglesia).
• En 1954, nace en Re
(Verbania) el primer taller para personas con limitaciones físicas. Con
el objetivo de que las personas sean activas en la
sociedad: son seres humanos con capacidades y pueden hacer muchas
cosas.
En el momento los Silenciosos Operarios de la Cruz se
encuentran en diferentes países del mundo: Italia, Polonia, Portugal, Israel
(Jerusalén), Camerún y Colombia.
La línea de su espiritualidad
Solo un gran
corazón lleno de Dios podía realizar un gran trabajo desbordante
en los aspectos más relevantes.
"Conocer, amar y servir a Jesús:
conociendo bien a Jesús se ama mas; amándolo mas se
sirve mejor; sirviendo mejor se lleva con mas impulso hacia
los demás hermanos enfermos. No basta ser buenos, no basta
trabajar. No basta hacer apostolado, mas se necesita saber orar,
vida de oración intensa, es esto que se exige de
ustedes".
La estatura moral del hombre de Dios será mejor conocida
en el tiempo; mas hay algunas líneas constantes de ejemplo
y de sus enseñanzas que inmediatamente sobresalen.
El amor a la
Inmaculada: "¡Debemos imitar a la Virgen! Debemos estar junto a
Ella para ser dóciles a esta palabra "Inmaculada" es palabra
de salvación, palabra de victoria."
"Debemos aprender a ser como la
Inmaculada... Debemos aprender de la Inmaculada a ser tranquilos, serenos,
seguros, convencidos de nuestra vocación... La Inmaculada sabe que el
Reino de Dios esta construido sobre el árbol de la
Cruz."
Hablaba de Ella como pocos lo saben hacer; a Ella
atribuía cada iniciativa y actividad y todo lo conseguía. Pero
su llamado a la Inmaculada se dirigía concretamente en la
actuación de sus petición de Lourdes y de Fátima (mensaje
de la Virgen para nuestros tiempos) sea en la iniciativas
de su virtud, sobre todo de la humildad y la
obediencia.
Monseñor escribía a la comunidad de Valleluogo (Ariano Irpino): "Quiéranle
siempre a la Virgen; pero de verdad y no con
charlas y sentimientos. ¡No solo cuando todo va bien! En
cuanto las cosas no salgan bien, no vayan en seguida
a quejarse en la cara de la Virgen. Sigan queriéndola
de la misma manera, con mucha confianza y seguros de
que una Mamá conoce lo que le conviene a su
hijo. ¡No hacen falta nuestros lamentos para que la Virgen
entienda lo que queremos! Tengamos confianza en ella. Esta es
la condición de un perfecto esclavo de María. ¡Tener confianza!"
Monseñor
Novarese deja estas palabras en manos de las personas enfermas,
con discapacidad y miembros de sus Asociaciones: "Que la persona
enferma y con discapacidad sea un instrumento activo en la
manos de la Virgen para la Gloria de Dios y
la salvación de todos los hombres. Activo por su vida
de gracia, vivida sin tristeza ni añoranza por lo que
no puede hacer; activo para la obra de conquista que
debe hacer alrededor de El".
"La inmaculada quiere que las personas
enfermas y con discapacidad se hagan apóstoles y anuncien el
plan de la redención."
Su amor a la cruz
"Mira el mundo
como lo ha mirado Jesús desde lo alto: hay quien
lo maldice, quien soporta, mas esta el bien enorme que
parte de vuestra cruz y se desborda sobre el mundo.
Esta al lado de vuestra cruz, el modo particular, María
Santísima, nuestra Madre, que bella, es fiel que nos ama,
por que ve en nosotros a Jesús que ilumina su
Calvario. ¡Con fuerza mis queridos hermanos! Breve es el sufrimiento,
eterno el premio".
En la luz de María, Monseñor Novarese ha
intuido la fuerza salvífica del misterio del dolor humano y
ha tenido una sola preocupación, que cada sufrimiento del hombre
fuera malgastado por la falta de una concreta propuesta cristiana
que tuviera un sentimiento de un amor materno: sufrimiento como
medio de redención, para realizar la tranquilidad del corazón y
un camino glorioso al seguimiento de Jesús crucificado y resucitado.
Y a sus Silenciosos Operarios de la Cruz ha trazado
un estupendo itinerario espiritual: los siete grados del silencio interior,
para restituir totalmente la disponibilidad al servicio de la Inmaculada,
de los hermanos que sufren y de la Iglesia.
Un cambio
en la pastoral del sufrimiento
La vida y la obra de
Monseñor Luis Novarese son una respuesta concreta al problema del
sufrimiento humano y ha dejado un gran cambio en la
pastoral del sufrimiento. Con la asociación "Silenciosos Operarios de la
Cruz" y los "Voluntarios del Sufrimiento", Monseñor Novarese ha colocado
las bases de una acción capilar en el grande y
misterioso mundo del dolor humano, para que sea encendida una
luz de esperanza y sea fermento del Evangelio de Cristo
crucificado y resucitado.
Partiendo del mensaje que la Virgen ha dejado
en Lourdes y de Fátima, Mons. Novarese ha tenido desde
el inicio de su actividad la colaboración preciosísima y escondida
de la Hermana Myriam. Juntos han trazado a todas las
personas con sufrimiento (sacerdotes y laicos enfermos, discapacitados físicos, sensoriales
y mentales de cada edad...) un luminoso y entusiasta camino
en el corazón de la Iglesia que se articulan en
las siguientes etapas:
• la especifica vocación de las personas enfermas
y con discapacidad a la santidad y al apostolado. Definida
de Juan Pablo II "vocación al sufrimiento, es decir vocación
al amor".
• Su actividad apostólica, concretizada en el principio "el
enfermo por medio enfermo".
• El rol insustituible en de la
Iglesia, en la familia y en la sociedad, ser "sujetos
de acción" y no objetos de caridad, de lastima y
de asistencia. La actuación de esta actividad viene constantemente y
progresivamente ofrecida de los interventos directos con los Sumos Pontífices,
desde Pió XII a Benedicto XVI, que han alargado este
discurso asociativo a todas las personas enfermas y con discapacidad
de todo el mundo.
Luis Novarese muere a la edad de
70 años, el 20 de julio de 1984 en Rocca
Priora (Roma), dejando un gran apostolado y una obra que
esta difundiendo por todo el mundo.
El sábado 27 de marzo
de 2010, el Papa Benedicto XVI ha dado su aprobación
para la publicación del Decreto sobre la heroicidad de las
virtudes de Mons. Luigi Novarese.
S.S. Benedicto XVI firmó el 19
de diciembre de 2011 el decreto con el cual se
reconoce un milagro gracias a la intercesión del Venerable Luis
Novarese lo cual permitirá su próxima beatificación que se realizará,
Dios mediante, el 11 de mayo de 2013.
Fuente: http://www.es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=56944
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