6 de enero - Santos Julián, Basilisa y compañeros.
Mártires.
Martirologio Romano: En Antinoe, de la Tebaida (hoy Egipto), santos Julián y Basilisa, mártires (s. IV).
Etimología: Julián = Aquel que pertenece a la familia Julia, es de origen latino.
Basilisa = aquella que reina, es de origen griego.
Nació san Julián en Antioquía, de padres cristianos, a fines del siglo tercero.
Habiéndose
desposado con una honestísima doncella llamada Basilisa, guardaron los
dos, de común acuerdo, perfectísima continencia. Porque el mismo día de
la boda, a la que había concurrido la nobleza de la ciudad, estando los
desposados en su tálamo, se sintió en el aposento un olor suavísimo de
rosas y azucenas. Quedó maravillada Basilisa de aquella extraordinaria
fragancia y preguntó a su esposo, qué olor era aquel que sentía y de
dónde venía, porque no era tiempo de flores. Respondió Julián: El olor
suavísimo que sientes es de Cristo, amador de la castidad, la cual yo de
su parte te prometo, como le he prometido a Jesucristo, si tú
consintieres conmigo y le ofrecieres también tu virginidad. Respondió
Basilisa que ninguna cosa le era más agradable que imitar su ejemplo.
Poco
después llevó el Señor para sí a los padres de Julián y Basilisa,
dejándolos herederos de sus haciendas riquísimas; y ellos comenzaron
luego a gastarlas con larga mano en socorrer a los pobres.
Consagróse
él a instruir en la religión cristiana a los hombres y ella a las
mujeres en diversa casa. Arreciaban por este tiempo las persecuciones de
Diocleciano y Maximiano, pero Basilisa pudo librarse de ellas, y acabó
su vida santa y preciosa de muerte natural.
Su marido Julián fue quien alcanzó la palma de un glorioso martirio.
El
bárbaro gobernador Marciano mandó prender al santo y abrasar su casa y a
Julián le pasearon por la ciudad cargado de cadenas, y precedido de un
pregonero que decía: Así se han de tratar a los enemigos de los dioses y
despreciadores de las leyes imperiales.
Encerráronle después en oscuro y
hediondo calabozo, a donde fueron a visitarle siete caballeros
cristianos, que, con un sacerdote llamado Antonio, lograron ser
compañeros de su martirio.
Llegado el día de la ejecución,
mientras el gobernador, sentado en público tribunal, interrogaba a
Julián, acertaron a pasar por allí unos gentiles, que llevaban a
enterrar a un difunto.
En tono de mofa le dijeron que resucitase
al muerto. Entonces Julián, en nombre de Jesucristo, le resucitó lo cual
llenó a todos de grande espanto, y más, cuando oyeron que aquel. hombre
resucitado, públicamente confesaba a Jesucristo.
Atribuyó el
gobernador tan estupendo suceso a la poderosa magia de Julián, y condenó
al resucitado a los mismos suplicios. Encerráronles a todos en unas
cubas encendidas, mas los condenados salieron de ellas sin la menor
lesión; arrojáronles después a las fieras del anfiteatro, y las fieras
no osaron hacerles daño alguno. Finalmente, avergonzado el cruel tirano,
les hizo degollar, y así entregaron en este día sus almas purísimas al
Creador.
Fuente: http://profesorjuanra.blogspot.com.ar/2013/01/julian-basilisa-y-companeros-santos.html
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