Presbítero Franciscano.
Martirologio Romano: En
la ciudad de Todi, en la Umbría (hoy Italia), beato Rogerio, presbítero
de la Orden de los Hermanos Menores, discípulo de san Francisco y
ferviente imitador suyo.
Nació
en Todi, Italia. Fue uno de los primeros seguidores de san Francisco de
Asís. Puede afirmarse, con seguridad, que tomó el hábito de los Frailes
Menores de las mismas manos de san Francisco en 1216. Por su
equilibrio, unido al más ferviente celo misionero, fue enviado por san
Francisco a España para fundar allí la Orden Franciscana. Erigió
conventos, acogió religiosos que supo formar en el espíritu seráfico y
los organizó como Provincia religiosa. Cuando hubo cumplido su oficio de
organizador, regresó a Italia.
Y fue llamado
por la beata Felipa Mareri, como director espiritual del convento que
ella había fundado en Rieti de Umbria y que no tenía una regla concreta.
Rogerio les dio la de las clarisas, por indicación de san Francisco y
las dirigió con dulzura y rigor. Asistió a la beata Felipa en su lecho
de muerte en 1236. En el elogio fúnebre él la invocó como se invoca a
los santos.
Meditaba a
menudo en el nacimiento de Jesús, que muchas veces se le apareció en
forma de niño y tuvo el gozo de apretarlo amorosamente en sus brazos.
Una mujer paralítica volvió a caminar después de haber recibido su
bendición. Otra mujer afectada de locura, que se descontrolaba con
gritos y acciones descompuestas, al contacto de su mano curó
perfectamente.
Rogerio
sobrevivió poco a su hija espiritual. Volvió a Todi, donde su vida dio
nuevos fulgores de santidad. El Papa Gregorio IX, que le había conocido
personalmente, permitió que el pueblo de Todi, donde se conservan sus
reliquias, celebrase una fiesta en su honor, y Benedicto XIV confirmó su
culto en toda la Orden franciscana.
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